miércoles, 28 de marzo de 2012
El método turco
Posted by Perro Gemelo | miércoles, 28 de marzo de 2012 | Category:
empresarios,
España,
huelga,
Nicaragua
|
Hoy día, Jueves veintiocho de Marzo del año 2012, víspera de
la huelga general que habrá en el Reino de España, se me viene a la cabeza una
antigua historia cargada de tantas similitudes con la situación actual, que se ha
convertido en mi justificación personal para participar en ésta gran lucha:
En la ciudad en dónde vivía había una fábrica de pantalones
vaqueros, una maquila. Se decía del dueño que era turco aunque lo más probable es que fuese judío –en ese entonces en
Nicaragua, a todas las personas originarias de esa zona del planeta se les
llamaba turcos–. La producción era en
serie y los empleados ganaban por cada pieza del pantalón que les tocaba
confeccionar: pegar botones, coser el zipper, hacer el ruedo, bordar las
bolsas, etc. Dentro de la cadena, siempre había algunos empleados que, después
de días de práctica, ganaban un poco más que la media. No era una gran cantidad,
sólo eran unos veinte o treinta dólares más, pero dado el nivel económico de
aquellos años para las familias representaba bastante dinero.
El caso es que al turco
Salja las cosas le iban bien: su fábrica producía, aumentaba de tamaño, él
ganaba dinero, engordaba su cuenta bancaria y todos estaban contentos. Lo malo
era que a veces, cuando le tocaba pagar los sueldos y estaba de mal humor, le
daba por comparar las nóminas de los empleados y al ver que había algunos que ganaban
más de lo que en su mente había establecido como el tope de lo justo, entonces así sin más bajaba el precio de lo que
pagaba por cada pieza, alegando que no se podía pagar tanto. A unos los dejaba
igual que antes pero a otros los jodía, literalmente.
Eso es más o menos lo que pasa ahora: nos aplican el método
del turco.
Pero a mí no me van a joder. Porque no soy el culpable de que a
los empresarios les vaya mal, puesto que he trabajado con honestidad, de sol a
sol, como un esclavo. Y si yo no soy el culpable, entonces no tienen que ser injustos
conmigo, no tienen porqué sacarme a relucir sus malos resultados, no tienen porqué
mermar mi nómina, ni mis derechos, ni menospreciar los dieciséis años que me preparé
en la escuela y la universidad para llegar a éste nivel.
Y el gobierno por su parte, no tiene porqué joderme cobrándome
más impuestos. Que se acuerden y recuperen las empresas que un día vendieron y
ahora enriquecen a los bancos en alguna parte del mundo. O a otros sinvergüenzas.
Es de allí de dónde tiene que sacar los ‘bollos’ que le faltan. Y por todo eso digo:
¡SÍ A
LA HUELGA!
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